Averías de invierno: ¿cómo evitarlas?
El invierno puede traernos algunas averías a nuestro coche. Te contamos cuáles son las más comunes y cómo podemos evitarlas.
Batería
Una de las principales averías en invierno es la batería, que sufre ante las caídas de temperatura. La batería es una de las piezas clave para el funcionamiento de un automóvil porque se encarga de alimentar a todos los componentes eléctricos del coche. Este elemento se va desgastando a lo largo de su vida útil, aunque se haga o no mucho uso de ella. Por ello, durante esta época del año es preferible aparcar el vehículo en el garaje (si se dispone) y desconectar este elemento cuando sepas que no vas a conducir. De esta forma evitarás que se descargue de manera innecesaria y te ahorrarás quedarte tirado en la carretera o tener que cambiar la batería.
Líquido refrigerante, limpiaparabrisas y aceite
El líquido refrigerante se encarga de realizar una función vital para el coche, que es la de absorber parte del calor generado en los motores de combustión interna en su funcionamiento, evitando así un sobrecalentamiento de sus partes principales. Como norma general hay que ir revisándolo periódicamente pero especialmente durante los meses de frío para comprobar que no pierda sus propiedades anticongelantes. Esta operación que cuesta apenas 50 euros puede multiplicarse hasta, como mínimo, los 1.000 euros al causar una rotura del motor, por lo que el bolsillo también se verá afectado en plena cuesta de enero.
En la misma línea, es recomendable cambiar el líquido limpiaparabrisas por uno de tipo anticongelante para evitar que el líquido quede helado durante las noches más frías. En invierno también es preferible utilizar aceites sintéticos porque utilizan fórmulas de baja viscosidad y fricción, lo que ahorra combustible y permite que el aceite conserve la liquidez incluso en días fríos. Ten en cuenta que estas operaciones deben realizarse siempre con el vehículo en frío (nunca justo después de parar el motor) y en un firme plano.
Suspensión y transmisión
Como ya hemos explicado en otros artículos, en invierno, hay que tener las cadenas preparadas en caso de que haya riesgo de nevada (circular sin ellas cuando es obligatorio puede conllevar una multa de 200 euros).
El uso de cadenas de nieve puede forzar elementos del coche como la transmisión y la suspensión. Si el conductor ha optado por utilizar cadenas, algunos elementos del coche como la transmisión y la suspensión se ven forzadas, por lo que se acelera su desgaste y puede a posteriori ocasionar problemas mecánicos que obliguen al paso por el taller. Y, si el conductor ha optado por fundas, más sencillas de poner, hay que avisar de que son aptas nada más que para conducir sobre nieve. Si la carretera está despejada del blanco elemento, las fundas enseguida se “volatizarán”.
Neumáticos
Los neumáticos influyen de manera fundamental en nuestra seguridad ya que son el único punto de contacto que tenemos con la carretera. Durante el invierno, las ruedas empiezan a perder prestaciones, haciendo disminuir su adherencia en el asfalto y su capacidad de frenada. Una situación que empeora si además hay presencia de nieve y hielo. Por ello, es fundamental, realizar una revisión periódica de los neumáticos, para comprobar su presión y asegurarte de que la altura del dibujo está por encima de los 1,6 mm (aquí te explicamos cómo). No obstante, los especialistas recomiendan no bajar de los 2 mm.
Es importante recordar que el perfecto rendimiento de cada uno de los componentes del vehículo influye en la seguridad de sus ocupantes, su salud, confort, el ahorro, la cantidad de emisiones contaminantes, etc. Por eso, es fundamental tener claros los periodos de revisión y reposición marcados por el fabricante y, sobre todo, utilizar únicamente repuestos de primeras marcas.
Y ahora te preguntamos...¿Tienes tu coche preparado? No te lleves disgustos este invierno y ven a vernos, te revisamos el coche para darte todas las garantías y conducir con confianza y seguridad.
